Se realiza a pedido de un conjunto de personas y luego de un Oficio. Quienes van a participar deben contar con el texto escrito.
Oficiante y Auxiliar de pie.
Auxiliar: La realización de esta ceremonia ha sido pedida por aquellas personas que desean incluirse activamente en nuestra Comunidad. Aquí se expresará un compromiso personal y conjunto para trabajar por el mejoramiento de la vida de cada uno y por el mejoramiento de la vida de nuestro prójimo. El auxiliar invita a quienes desean dar testimonio a ponerse de pie. Oficiante: El dolor y el sufrimiento que experimentamos los seres humanos retrocederán si avanza el buen conocimiento, no el conocimiento al servicio del egoísmo y la opresión. El buen conocimiento lleva a la justicia. El buen conocimiento lleva a la reconciliación. El buen conocimiento lleva, también, a descifrar lo sagrado en la profundidad de la conciencia. Auxiliar (y conjunto de quienes testimonian, leyendo): Consideramos al ser humano como máximo valor por encima del dinero, del Estado, de la religión, de los modelos y de los sistemas sociales. Impulsamos la libertad de pensamiento. Propiciamos la igualdad de derechos y la igualdad de oportunidades para todos los seres humanos. Reconocemos y alentamos la diversidad de costumbres y culturas. Nos oponemos a toda discriminación. Consagramos la resistencia justa contra toda forma de violencia física, económica, racial, religiosa, sexual, psicológica y moral. Oficiante: Por otra parte, así como nadie tiene derecho a discriminar a otros por su religión o su irreligiosidad, reclamamos para nosotros el derecho a proclamar nuestra espiritualidad y creencia en la inmortalidad y en lo sagrado. Nuestra espiritualidad no es la espiritualidad de la superstición, no es la espiritualidad de la intolerancia, no es la espiritualidad del dogma, no es la espiritualidad de la violencia religiosa; es la espiritualidad que ha despertado de su profundo sueño para nutrir a los seres humanos en sus mejores aspiraciones. Auxiliar (y conjunto de quienes testimonian, leyendo): Queremos dar coherencia a nuestras vidas haciendo coincidir lo que pensamos, sentimos y hacemos. Deseamos superar la mala conciencia reconociendo nuestros fracasos. Aspiramos a persuadir y a reconciliar. Nos proponemos dar creciente cumplimiento a esa regla que nos recuerda “tratar a los demás como queremos ser tratados“. Oficiante: Comenzaremos una vida nueva. Buscaremos en nuestro interior los signos de lo sagrado y llevaremos a otros nuestro mensaje. Auxiliar (y conjunto de quienes testimonian, leyendo): Hoy comenzaremos la renovación de nuestra vida. Empezaremos buscando la paz mental y la Fuerza que nos dé alegría y convicción. Después, iremos hasta las personas más cercanas a compartir con ellas todo lo grande y bueno que nos ha ocurrido.
Oficiante: Para todos Paz, Fuerza y Alegría Auxiliar (y todos los presentes): También para ti Paz, Fuerza y Alegría.
Si crees que tu vida termina con la muerte lo que piensas, sientes y haces, no tiene sentido. Todo concluye en la incoherencia, en la desintegración.
Si crees que tu vida no termina con la muerte, debe coincidir lo que piensas con lo que sientes y con lo que haces. Todo debe avanzar hacia la coherencia, hacia la unidad.
Si eres indiferente al dolor y el sufrimiento de los demás, toda ayuda que pidas no encontrará justificación.
Si no eres indiferente al dolor y sufrimiento de los demás, debes hacer que coincida lo que sientes con lo que pienses y hagas para ayudar a otros.
Aprende a tratar a los demás del modo en que quieres ser tratado.
Aprende a superar el dolor y el sufrimiento en ti, en tu prójimo y en la sociedad humana.
Aprende a resistir la violencia que hay en ti y fuera de ti.
Aprende a reconocer los signos de lo sagrado en ti y fuera de ti.
No dejes pasar tu vida sin preguntarte: “¿quién soy?”
No dejes pasar tu vida sin preguntarte: “¿hacia dónde voy?”
No dejes pasar un día sin responderte quién eres.
No dejes pasar un día sin responderte hacia dónde vas.
No dejes pasar una gran alegría sin agradecer en tu interior.
No dejes pasar una gran tristeza sin reclamar en tu interior aquella alegría que quedó guardada.
No imagines que estas solo en tu pueblo, en tu ciudad, en la Tierra y en los infinitos mundos.
No imagines que estas encadenado a este tiempo y a este espacio.
No imagines que en tu muerte se eterniza la soledad.